Cuando era una cría, mi padre me decía que no tenía capacidad de sacrificio y que siempre escogía el camino más fácil para hacer las cosas. La Ley del Mínimo Esfuerzo, le llamaba. Yo no entendía que había de malo en ello, pues el resultado se me antojaba el mismo. ¿Por qué invertir más tiempo y trabajo del necesario entonces?

A pesar de ello, seguí aplicando mi máxima de simplificar las cosas, y no me ha ido mal del todo, dejando el sacrificio para cuando resulta imposible sortearlo. En esa línea, hay tareas que se pueden hacer no solo empleando menos tiempo, sino ganando en precisión. Cortar tiras de carne perfectas es una de ellas.

Muchos platos orientales llevan carne cortada en tiras, una delicia para comer y un rollazo a la hora de preparar. Para ello lo mejor es comprar unos buenos filetes, grandes y de calidad a poder ser. Pero cortar un filete en tiras es un lotería, pues dado su carácter escurridizo estos terminan jugando al corro de las patatas con el cuchillo. ¿Resultado? unas tiras irregulares y cero ganas de volver a repetir.


El truco es de cajón, pero lo dejo para aquellos que empiezan a cocinar y no se manejan con los cuchillos. Sobra decir que es fundamental contar con unas buenas herramientas bien afiladas, de lo contrario no habrá truco que valga.

Simplemente tenemos que enrollar cada filete formando un rulo compacto. De esa manera, iremos cortando en rodajas, deslizando el cuchillo de un lado a otro (prohibidos los estilos "machete" y "siaprietoacaboantes"). Cortaremos cada porción con igual tamaño, algo que no resulta difícil al tener la carne reducida y controlada.

Cuando hayamos cortado toda la carne, no hay más que desenrollar y tendremos un montón de tiras de carne de igual tamaño.